A esas mamás valientes

Ayer pasé un día de la madre muy feliz y bendecido junto con mi familia.  Desde tempranito mis hijos me bombardearon con las tarjetas y regalitos que habían hecho para mi.   Mi mejor regalo fué haber amanecido con mi Keoh y los niños y sentirme tan querida.

Pero no pude evitar pensar en algunas mamás cercanas a mi que no tendrían un día de la madre tan bendecido como el mío.   Estas mamás valientes que están pasando por pruebas difíciles y por momentos que parecen que no tuvieran salida.

Ser mamá no es fácil.  Nos invade un sentimiento de inseguridad de si estamos haciendo un buen trabajo o no.      Mientras que a algunas mamás nos toca fácil,  a otras les toca difícil, muy difícil.    Tener un familiar enfermo es una situación que todos queremos evitar, pero tener un hijo con una enfermedad grave es una situación aún más complicada, una pesadilla de la que toda mamá quisiera despertar.   Queremos tomar las mejores decisiones, pero a veces el miedo no nos deja actuar.   Queremos estar para ellos, pero también tenemos otros hijos que necesitan de nosotros.

Ese sentimiento de impotencia de no poder quitarles el dolor, la tristeza o la incomodidad.   Querer y no poder ser nosotras las que sufrimos para poder aliviar un poco el dolor de los hijos.     Lo que me parece increíble es la fuerza que cada mamá desarrolla cuando le toca vivir una situación difícil.   Porque, aunque en diferente grado, a la mayoría nos ha tocado pasar por la incertidumbre, el dolor, la preocupación y la tristeza; pero de cierta forma sabemos  enfrentarlo con valentía aunque por dentro nuestro corazón esté destrozado y no podamos  más.

Últimamente han sido varios los casos por los que rezo diariamente.  Mientras yo los veo del lado del espectador, la valentía y el coraje de varias mamás que conozco me hacen agradecer cada día por la salud de mis hijos, de mi esposo y la mía.  Los accidentes y  las enfermedades llegan sin avisar y la vida cambia en un instante.   Nunca estaremos preparados para recibir una mala noticia.

Mi admiración completa a  esa mamá valiente que escribe «updates» desde el cuarto de intensivo de su hijo mientras espera un transplante de corazón.  A la mamá valiente que lo único que pide son oraciones para su bebé enferma.  A la mamá valiente que mientras recibe la quimioterapia está pensando en estar bien para poder jugar con sus hijos cuando regrese a casa.  A la mamá del bebé prematuro que viven su batalla un día a la vez.  A la mamá valiente que hace de mamá y papá.   A la mamá que se convirtió ya en la terapista de su hijo y montó todo un centro de terapias en su casa o a la que todos los días lleva a su hija hasta muy lejos para que reciba sus terapias.

A todas esas mamás que  pelean sus batallas con toda la fuerza de su corazón; ya sean batallas grandes,  pequeñas, largas,  cortas o hasta las que sabemos que son imposibles de ganar.  A todas ellas mi admiración, mis oraciones y mis mejores deseos.

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